Rituales sexuales de la historia que parecen sacados de una película de terror

Rituales sexuales de la historia que parecen sacados de una película de terror

Cuando pensamos en rituales sexuales antiguos, la primera imagen que se nos viene a la cabeza es algo misterioso, prohibido y hasta un poquito aterrador. Y no es casualidad: durante siglos, el placer estuvo envuelto en secretos, mitos y supersticiones que hoy parecen sacados de una película de terror.

Brujas medievales y pócimas eróticas

En la Edad Media, las mujeres que se atrevían a experimentar con hierbas, infusiones y pócimas eran rápidamente acusadas de brujería. Muchas de esas mezclas no eran más que afrodisíacos naturales o preparados para aliviar dolores menstruales y potenciar el deseo. Pero la sociedad de la época lo interpretó como pactos con el diablo. Imagina: una mujer buscando placer y bienestar… ¡y terminaba en la hoguera!


El olisbos griego: ¿primer dildo de la historia?

Los griegos tenían su propio “juguete sexual”: el olisbos, un falo tallado en madera, cuero o piedra que se usaba para la estimulación femenina. En un tiempo en que el placer de la mujer no era tema de conversación, la existencia del olisbos revela que el deseo femenino siempre buscó su espacio. Hoy lo vemos como un antepasado directo de los vibradores que encontramos en Rosada, pero para muchos de la época era un objeto oscuro, casi ritual.

Ritos de fertilidad que daban miedo

En varias culturas antiguas, la sexualidad estaba ligada a la fertilidad de la tierra. Se realizaban ceremonias donde hombres y mujeres debían unirse frente a la comunidad para asegurar buenas cosechas. Lo que para nosotros sería un momento íntimo y privado, en esos tiempos era un acto público, cargado de presión y simbolismo. No suena muy sexy… más bien digno de una escena de horror psicológico.

La culpa como castigo

Por siglos, la religión y las normas sociales demonizaron el placer, sobre todo el femenino. Masturbarse era considerado un pecado, y había toda clase de historias terroríficas sobre cómo “se te iba a caer la mano” o quedarías ciega si lo hacías. Ese miedo fue, sin duda, uno de los rituales de control más efectivos.

Del terror al placer

Lo bueno es que esos tiempos quedaron atrás. Hoy no necesitamos pócimas secretas ni rituales macabros para disfrutar del placer. Nuestro “ritual moderno” puede ser algo tan simple (y excitante) como elegir un lubricante, un dildo de silicona suave o un vibrador que haga magia entre tus manos.

En Rosada creemos que el placer no debería dar miedo, sino libertad. Lo único oscuro que queremos en tu vida es la luz tenue de las velas mientras disfrutas de tu propio ritual sensual.

 

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