
Poliamor y Relaciones Abiertas: ¿Moda o Evolución Sexual?
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El amor y la sexualidad están experimentando una transformación en pleno siglo XXI. Cada vez es más común escuchar sobre parejas que abren su relación o personas que practican el poliamor, teniendo más de una relación afectiva a la vez con el conocimiento de todos los involucrados. Lo que antes era un tabú reservado a círculos muy alternativos, hoy aparece en series de Netflix, en artículos de revistas y en conversaciones cotidianas. ¿Se trata solo de una “moda” pasajera o estamos ante una evolución en la forma de entender las relaciones? En este artículo desglosaremos por qué más personas exploran la no monogamia consensuada, cuáles son las diferencias entre poliamor, relaciones abiertas y swinging, cómo la comunicación y los acuerdos se vuelven pilares en estas dinámicas, y qué beneficios y desafíos conlleva este estilo de vida. Si te intriga el tema o te lo has planteado en tu propia relación, sigue leyendo para informarte sin prejuicios.
AUGE DEL POLIAMOR
No es tu imaginación, en los últimos años ha habido un claro auge de interés en las formas no monógamas de relacionarse. Varias encuestas recientes lo confirman: casi la mitad de los jóvenes adultos cree posible amar a más de una persona a la vez, y alrededor de un 20% de la población en EE.UU. ha intentado alguna forma de relación no monógama consensuada en su vida. ¿Qué está impulsando este cambio?
Cambios culturales y mayor visibilidad: Vivimos en una época de mayor apertura mental respecto a sexualidad y estilos de vida. Los movimientos por la diversidad sexual han allanado el camino para cuestionar normas tradicionales. Así como la orientación sexual y la identidad de género se han visibilizado en su variedad, también la idea de que la monogamia estricta es la única opción empieza a relativizarse. Medios y entretenimiento muestran personajes poliamorosos (series como “You Me Her” o “Sense8”), lo que ayuda a normalizar la conversación. Al ver representaciones positivas, la gente se atreve a planteárselo sin sentir que “está mal”.
Insatisfacción con el modelo tradicional: Para algunas personas, la monogamia puede sentirse limitante o incompatible con sus necesidades. No se trata de falta de amor hacia su pareja, sino de una filosofía de vida: creen que es posible amar a más de una persona, o que cierto grado de variedad sexual no tiene por qué ser algo dañino si hay acuerdo. Después de todo, muchos han visto cómo el modelo monógamo a ultranza tampoco garantiza felicidad (altas tasas de infidelidad o divorcio lo evidencian). Entonces, en vez de engañar o reprimir deseos, algunas parejas optan por explorar abiertamente otras conexiones. Es como decir: “Te amo, pero también puedo sentir atracción o amor por alguien más, y prefiero manejarlo honestamente contigo”.
Individualismo y realización personal: Hoy se valora mucho el crecimiento personal y la autenticidad. En ese sentido, hay quienes sienten que limitar sus vínculos románticos/sexuales a una sola persona va contra su naturaleza, y que abrir la relación les permite expresarse plenamente. Por ejemplo, alguien bisexual en una relación heterosexual puede querer experimentar también con el otro género sin romper su relación principal. O alguien poliamoroso puede sentir que cada relación le aporta cosas distintas (una pareja quizás le da estabilidad y otra espontaneidad) y ambas facetas lo completan. No es que una persona no le baste, sino que no cree en la escasez del amor: siente que cuanto más ama, más amor tiene para dar.
Entornos digitales y globalización: Las apps de citas, redes sociales y la posibilidad de conectar con muchas personas facilitan conocer potenciales amantes o amores más allá de nuestro pequeño círculo. Esto ha aumentado tentaciones, sí, pero también oportunidades de relaciones no convencionales. Comunidades poliamorosas se organizan en grupos de Facebook, foros, etc., dando soporte y consejos. Ya no te sientes “el único bicho raro” queriendo esto, sino que encuentras miles con las mismas inquietudes. La globalización de ideas nos trajo el concepto de poliamor, practicado en algunos lugares hace décadas, a un público masivo alrededor del mundo.
¿MODA O EVOLUCIÓN
Probablemente un poco de ambas. Es cierto que hablar de poliamor está en tendencia, y puede haber cierto “efecto moda” donde gente se lanza sin estar realmente convencida, solo por experimentar. Pero también es innegable que hay un movimiento más profundo de cambio de paradigma: cuestionar si la exclusividad sexual y afectiva debe ser la norma obligatoria. Para muchos, abrir su relación ha sido liberador y les ha permitido diseñar su vida amorosa de forma más acorde a sus valores. El tiempo dirá cuán extendido se vuelve, pero de momento, el interés no parece decaer.
POLIAMOR, RELACIÓN ABIERTA Y SWINGER: DIFERENCIAS CLAVES
Estos términos a veces se confunden, pero no son exactamente lo mismo. Cada uno describe una configuración distinta de no monogamia consensuada:
• Poliamor: Implica tener (o poder tener) múltiples relaciones romántico-afectivas al mismo tiempo, con total transparencia entre todas las partes. En el poliamor suele haber amor y compromiso con más de una persona. Por ejemplo, alguien puede tener dos novios/novias estables, o una pareja principal y otra secundaria, o incluso estar en un trío “poliamoroso” donde tres personas se aman entre sí. Lo importante es que no se trata solo de sexo casual, sino de lazos emocionales. Hay fidelidad y honestidad, pero hacia más de un compañero/a. Pueden existir jerarquías (pareja primaria vs secundarias) o ser igualitarios (anarquía relacional, sin escalafones). En resumen: “más de un amor verdadero”.
• Relación abierta: Aquí hablamos típicamente de una pareja principal comprometida que acuerda permitir cierta libertad sexual fuera de la pareja, pero sin involucrar sentimientos románticos con terceros. Es decir, siguen considerándose la pareja “número uno” el uno del otro, pero quizás tienen permitido tener encuentros sexuales esporádicos con otras personas, tipo aventuras de una noche, friends with benefits, etc., siempre con reglas claras. Algunos lo limitan a sexo sin penetración, o a hacerlo solo cuando están juntos (tríos), o solo cuando están de viaje separados. Hay mil formatos, pero la idea es: sexo externo sí, amor no. Si cualquiera de los dos empezara a enamorarse de un tercero, se complicaría el acuerdo. Muchos ven la relación abierta como una forma de añadir variedad sexual sin romper el vínculo emocional monógamo que comparten como pareja.
• Swinging (intercambio de parejas): Es una modalidad más puntual y generalmente compartida en pareja. Los swingers son parejas que intercambian compañeros sexuales con otras parejas o individuos, a menudo en reuniones, fiestas o clubes específicos. Suele ser puramente sexual y recreativo. Puede ocurrir en la misma habitación (ambos miembros viendo o participando simultáneamente con otros), o por separado acordado. A diferencia de la relación abierta estándar, el swing casi siempre es una actividad conjunta de la pareja, una especie de hobbie sexual compartido, y por lo general las parejas swingers no buscan vínculo romántico con quienes intercambian, es solo por experimentar sexualmente con más gente. También suele haber más normas como ir juntos, no repetir con la misma persona demasiado para que no surjan apegos, etc. Es decir, se cuida que siga siendo un juego sexual más que una conexión profunda con otros.
Por ejemplo, una pareja muy unida que quiere spicear su vida sexual quizás se anime a hacer swing con otra pareja, pero no les interesa tener citas románticas con otros. En cambio, alguien que siente capacidad de enamorarse de dos personas a la vez, optará por poliamor en lugar de swing, ya que no querrá limitarse solo a sexo casual. Hay incluso quienes combinan elementos (por ejemplo, poliamor jerárquico con una relación abierta: tienen una triada poliamorosa, pero entre ellos acuerdan que pueden además tener sexo casual fuera de esa triada… las posibilidades son muchas mientras todos entiendan las reglas).
COMUNICACIÓN Y ACUERDOS: LA BASE DE LA NO MONOGAMIA
Si en las relaciones monógamas la comunicación ya es vital, en una relación abierta o poliamorosa lo es el doble. No existe una receta social tan establecida, así que cada relación debe definir sus propias “reglas del juego” para funcionar y proteger los sentimientos de todos. ¿Qué aspectos son clave comunicar y acordar?
• Límites y expectativas: Desde el inicio, las partes deben expresar claramente qué están cómodos haciendo y qué no. Por ejemplo: ¿Se vale tener citas románticas con otros o solo sexo? ¿Conocemos a las otras parejas del otro o preferimos no involucrarnos? ¿Podemos acostarnos con amigos cercanos o solo desconocidos? ¿Se permite enamorarse de otros (poliamor) o eso sería romper el acuerdo? Cada pareja traza sus límites. Algunos acuerdos comunes: siempre usar protección en sexo externo, no tener detalles románticos en público con los demás, o al contrario, permitir todo mientras haya sinceridad. No hay respuestas universales, lo importante es discutirlo abierta y sinceramente.
• Sinceridad radical: La honestidad es no negociable. La premisa de la no monogamia ética es precisamente “no engañar”. Si alguien empieza a ocultar cosas o mentir, entonces pierde sentido y duele igual o más que una infidelidad en monogamia. Por eso, muchas parejas pactan una política de transparencia: contarse mutuamente cuándo van a ver a otra persona, si surgieron nuevos sentimientos, si hubo alguna molestia, etc. Algunas prefieren detalle explícito (“quiero saber con quién, cuándo y cómo”) y otras no tanta (“dime lo básico, ahórrame detalles sexuales que no necesito saber”). Pero en cualquier caso, nada de dobles vidas secretas. Y la sinceridad también implica ser honesto contigo mismo: si algo del acuerdo no te está funcionando (celos insoportables, por ejemplo), debes decirlo y renegociar. El acuerdo puede ajustarse en el camino mediante conversaciones sinceras, igual que en monogamia hay que hablar de lo que no va bien.
• Gestión de los celos: Un punto recurrente. ¿Cómo manejar los celos? Primero, aceptando que son una emoción normal. Incluso poliamorosos experimentados a veces sienten punzadas de celos. La diferencia es que trabajan esos celos de forma comunicativa y consciente, en vez de dejar que destruyan la relación. Hablar abiertamente de los celos con la pareja principal o incluso con la tercera persona envuelta, expresar inseguridades (“me preocupa si él te da algo que yo no puedo darte”), puede aliviar tensiones. Muchas parejas crean acuerdos para minimizar celos: por ejemplo, pactan no repetir con la misma persona muchas veces si eso genera apego, o siempre dormir en casa juntos después de ver a otro, para reafirmar el vínculo principal. Cada uno identifica qué le provoca más celos y se negocian soluciones. Con el tiempo, algunas personas logran transformar celos en compersión (alegrarse del placer ajeno) pero es un proceso. Importante: nunca usar la no monogamia como parche a los celos (“quizá si me ve con otros me valorará más”) – eso suele salir mal. Debe haber una base de confianza fuerte para iniciar.
• Comunicación constante: No basta con hablar al principio; hay que seguir comunicando a lo largo de la relación. Hacer “check-ins” regulares: ¿cómo te sientes con nuestro acuerdo? ¿Hay algo que quisieras cambiar? ¿Te molestó que anoche me fuera con tal persona? Mejor sacar todo a la luz tempranamente que dejar que resentimientos crezcan en silencio. Tener empatía y saber escuchar sin ponerse a la defensiva es esencial. Por ejemplo, si tu pareja te dice “Me sentí un poco desplazado porque te fuiste con tu otro novio el sábado que era nuestro aniversario”, no hay que atacar, sino entender, disculparse si corresponde y ver cómo compensar o ajustar en el futuro (tal vez reservar fechas especiales solo para ustedes). Este diálogo activo es el pegamento que mantiene unidas a las personas en relaciones complejas.
• Acuerdos flexibles vs rígidos: Algunos acuerdan desde cosas logísticas (días permitidos para citas externas, cómo manejar las finanzas si son más de dos, etc.) hasta emocionales. Lo ideal es que los acuerdos tengan cierto grado de flexibilidad porque las circunstancias y sentimientos pueden cambiar. Por ejemplo, un acuerdo inicial puede ser “nada de enamorarse” pero si ocurre, ¿qué harían? ¿Terminar la relación externa de inmediato o renegociar? O si uno de la pareja abierta pierde el interés en ver a otros pero el otro sigue activo, ¿cómo adaptan eso? Estar dispuestos a re-evaluar las reglas y ajustar a las nuevas realidades es señal de madurez. Por supuesto, hay líneas rojas que si se cruzan rompen la confianza (p.ej., tener una relación paralela a escondidas), pero dentro del marco ético, se puede ajustar.
En síntesis, la no monogamia exitosa requiere mucho diálogo, claridad y empatía. Se suele decir que este estilo de relación no es “para solucionar problemas de comunicación” sino al contrario: solo parejas con excelente comunicación pueden llevarlo bien.
BENEFICIOS Y DESAFÍOS DE ESTE ESTILO DE VIDA
Adentrarse en poliamor o relaciones abiertas conlleva un sinfín de experiencias, tanto positivas como retadoras. Veamos algunos:
Beneficios potenciales:
• Mayor libertad y realización personal: Poder explorar atracciones o sentimientos hacia otras personas sin romper tu relación principal puede ser liberador. Muchas personas describen sentir una gran satisfacción al no tener que reprimir partes de sí mismas. Por ejemplo, alguien poliamoroso puede amar a dos personas diferentes sin culpa, o una pareja abierta puede tener aventuras sexuales excitantes sin mentir. Esto puede traducirse en mayor felicidad individual que, bien manejada, incluso refresca la relación principal (vuelves a casa con energía renovada, extrañas a tu pareja después de ver a otro, etc.).
• Red de apoyo emocional ampliada: En el caso del poliamor, algunos destacan que contar con más de una pareja les brinda un apoyo emocional extra. Si una persona no está disponible en cierto momento, tienes a otra que te acompaña. Se crea a veces una pequeña “familia elegida” donde los metamores (tus parejas entre sí, que tal vez son amigos) también se apoyan. Bien llevado, puede disminuir la carga de expectativa que a veces ponemos en una sola persona (esa idea de que tu pareja debe ser tu amante, mejor amigo, confidente, etc., todo en uno). Repartir roles puede quitar presión y enriquecer tu círculo afectivo.
• Fortalecimiento de habilidades comunicativas y autoconocimiento: No hay nada que te confronte más con tus emociones que embarcarte en algo así. Mucha gente aprende a manejar celos, a expresar necesidades, a negociar, gracias a este estilo de vida. Se vuelven más conscientes de sí mismos y más empáticos con las emociones ajenas. Incluso si una relación abierta luego no funciona, esas habilidades comunicativas son un aprendizaje valioso que queda.
Desafíos principales:
• Celos y manejo emocional complejo: Este es el desafío número uno. Aunque se trabaje en ello, los celos pueden ser difíciles de gestionar. No solo celos: también inseguridades (“¿y si prefiere al otro y me deja?”), comparaciones, o sentimientos de culpa (“estoy dedicando menos tiempo a A porque estuve con B”). La montaña rusa emocional puede ser intensa. Hay momentos hermosos y otros muy duros. Requiere gran inteligencia emocional y no todo el mundo está dispuesto a pasar por esos tragos amargos. Se necesita paciencia y resiliencia para no tirar la toalla ante el primer episodio de dolor.
• Estigma social: Aunque más visible, aún la no monogamia no está totalmente comprendida socialmente. Familias, amigos o compañeros de trabajo pueden juzgar, no entender o meterse inapropiadamente. Por ejemplo, puede ser incómodo explicar que tienes dos novios, o que tu esposa sale con alguien más, en entornos conservadores. A veces, uno debe mantener discreción para evitar problemas (sobre todo si hay hijos, protegerlos del qué dirán). La falta de aceptación externa puede generar estrés adicional.
• Complejidad logística y de tiempo: Si ya coordinar la vida con una pareja es trabajo, imagina con dos o más. El tiempo es finito, así que hay que saber administrarlo para que cada relación reciba atención suficiente. Calendarios, noches asignadas, dividir fines de semana… puede parecer poco romántico, pero es parte de la realidad poliamorosa organizarse bien. También uso de protección sexual con múltiples parejas, chequeos médicos regulares, etc., requieren responsabilidad extra. Y si uno se enferma o hay crisis, manejar varias relaciones a la vez puede ser agotador.
• Riesgo de desequilibrio y dolor: No todas las personas en una red poliamorosa van al mismo ritmo emocional. Puede que uno se enamore más y el otro menos, surgiendo desbalances. O que inicialmente ambos querían relación abierta pero luego uno se canse y el otro no. Estos desajustes pueden acabar hiriendo a alguien. Abrir una relación estable también conlleva el riesgo de que una de las partes eventualmente se enamore de un tercero y decida marcharse (aunque eso también pasa en la monogamia, claro). En definitiva, al involucrar más personas, hay más variables que se escapan a tu control. Asumes ese riesgo al entrar, confiando en la comunicación para mitigar, pero el riesgo cero no existe.
• No es una solución mágica: A veces parejas con problemas piensan que abrir la relación los solucionará (por ejemplo, bajo deseo sexual: “te dejo que estés con otros así yo no me agobio”). Esto suele complicar más las cosas si la base está rota. La no monogamia no es parche para una relación rota, es un escalón distinto que requiere que la base sea sólida para empezar. Si se usa para evitar enfrentar problemas de pareja, es probable que estos empeoren (celos sobre una base ya insegura, resentimientos, etc.).
Al final, cada pareja o persona debe sopesar sinceramente si los beneficios potenciales compensan los desafíos, según su propia personalidad y valores. Para algunos, vale totalmente la pena porque se sienten más plenos viviendo así. Para otros, puede ser demasiado estrés y prefieren la comodidad emocional de la monogamia. ¡Y ambas opciones son válidas! Lo importante es que sea una decisión informada y consensuada, no forzada por moda o por una persona sobre la otra.
Poliamor y relaciones abiertas no son para todo el mundo, pero tampoco son simplemente una “fase hipster”. Representan una auténtica exploración de nuevas formas de amar y desear. Más que destruir el amor, buscan expandirlo bajo nuevas reglas. Moda o evolución, lo cierto es que han llegado al debate público y nos invitan a reflexionar sobre qué queremos de nuestras relaciones.
Si tú y tu pareja consideran esta vía, infórmense bien, hablen muchísimo y quizás prueben pasos pequeños (como fantasías, juego de pareja en terceros ficticios, etc.) antes de lanzarse. Y recuerden: el respeto, la honestidad y el cuidado mutuo son la brújula que debe guiar cualquier arreglo, monógamo o no.
En nuestro sexshop celebramos todas las formas de amar y sentir. Tengas una o varias parejas, lo importante es disfrutar con responsabilidad y consentimiento. Disponemos de juegos, accesorios y juguetes ideales para explorar en pareja(s): desde kits para tríos, hasta juguetes duales para compartir 😉… Sea cual sea tu estilo de relación, estamos aquí para aportar diversión y seguridad a tu vida sexual. Porque al final del día, moda o no, lo que importa es que vivas tu sexualidad de forma auténtica y feliz. ¡Salud por el amor en todas sus formas!